Se acabó. No pudo ser. La temporada ha llegado a su fin (al menos en lo deportivo), para el Club Estudiantes De Archena. El último equipo que quedaba compitiendo fue eliminado el domingo al empatar un partido que debía ganar por 2 puntos.
A una sola canasta del ascenso. A una canasta de poner la guinda a una magnífica temporada. ¿Hemos fracasado entonces? Está claro que no y aunque la decepción ha sido grande, si miramos atrás debemos sentirnos orgullosos. Orgullosos de haber sido el mejor equipo de los dos grupos en la temporada regular (no es fácil mantener el nivel durante todo el año). Orgullosos de haber perdido tan solo dos partidos en dicha temporada (ganando la mayoría de encuentros de forma contundente). Orgullosos de haber sido el equipo que más puntos ha anotado y menos ha recibido (cosa complicada debido al alto ritmo con el que jugamos cada partido). Orgullosos de haber llegado a semifinales, siendo eliminados tras perder por 2 puntos en el partido de ida y empatando en el partido de vuelta, dándolo todo hasta el final, sin escatimar energía. En fin, orgullosos por el esfuerzo y trabajo realizado durante toda esta temporada.
Tenemos esa amargura de quedarte a las puertas, tras sentirte favorito, por haber demostrado durante todo el año que has sido mejor que todos los equipos de tu grupo. Hemos pecado de ansiosos, desde el principio de playoff contra a La Unión, eliminatoria que superamos no sin sufrimiento, para luego caer frente al C.B. Archena en un cruce no apto para cardíacos (si bien el primer partido se decidió a falta de una décima con un canastón con falta incluida de Marco, el segundo se cerró también desde la línea de tiros libres para Pedro Baeza, con poco más de 3 segundos por jugar).
En fin, hay que aprender de las derrotas para futuras ocasiones. El mío es un equipo joven, que seguro repetirá en futuras citas con el ascenso de por medio. Esperemos acumular más experiencia (yo incluido), para no fallar en los momentos clave.
Solo me queda dar las gracias a mis jugadores, con los que he compartido esta temporada. Gracias a Álex, menudo último partidazo, siempre has dado hasta el último aliento, con una labor oscura (eres el empuje del equipo desde atrás). Gracias a Óscar por su ritmo; a pesar de no cuajar un buen último encuentro en ataque, el esfuerzo y la acumulación de minutos te pasó factura (que se lo pregunten a tus gemelos, los exprimí demasiado). Gracias a Manu Plaza, que debería ser un ejemplo para todos (se desvive por el equipo juegue más o menos y siempre que sale al campo se deja la piel, sin poner una mala cara al ser sustituido). Gracias a Johny, que no ha podido estar con nosotros en estos últimos partidos; le prometí la final, pero no ha podido ser; espero poder compensárselo el año que viene. Gracias a Dani, que junto con Manu son los chóferes del equipo; es el que me mete más caña y al que le meto más caña antes, durante y después de cada partido. Gracias a Sato, por esa locura; es necesaria en un equipo un tío que sea capaz de cambiarte el ritmo (locura no exenta de calidad). Gracias a Vasili, por su esfuerzo en general, si bien en el playoff no ha estado muy acertado en su especialidad, el tiro, ha seguido aprendiendo y mejorando en otros aspectos. Gracias a Gio, nuestro coloso bajo los aros, por tu intensidad, por ayudar al equipo de Nacional junto a Vasili cuando ha sido preciso. Gracias a Miguel, por ser el capitán dentro y fuera de la pista, asumiendo galones cuando es requerido. Gracias a Javi Espuny, por adaptarte a un puesto que no es el tuyo, por alternar jugando por dentro y fuera sin volverte loco y por ser una referencia (archenera) para los jugadores. Gracias a José Francisco por seguir esforzándote a pesar de las críticas y de los muchos gritos que te hemos pegado entre todos (hay que seguir creciendo). Y por supuesto gracias a los júniors que nos han ayudado, sobre todo Joaquín y Gambín, que con ilusión se han adaptando al equipo (al igual que Bernabé, Fran Olmos, Martín y el resto de jugadores de Jesuitinas que han entrenado algún día con nosotros). No me voy a olvidar de Paco Palazón, que ha querido estar desde el primer día con nosotros, entrenando, ayudando o dirigiendo y que solo ha fallado a los entrenamientos y partidos que coincidían con Toskana (gran parte del mérito de los resultados del equipo es suyo). Nos hemos quedado a un escalón del premio gordo, pero no hemos fracasado, ya que hemos mejorado con respecto al año anterior. Nuestra futura meta está ahí, el peldaño más alto (sin ningún vértigo).
Y no me queda la menor duda de que no hemos fracasado, ya que hemos sido un equipo que ha competido contra cualquiera, nadie nos ha pasado por encima. Hemos tenido la idea inicial en todos los partidos de poder ganar a cualquiera. Y lo hemos demostrado. Hemos sido un equipo ganador, pero por encima de todo un EQUIPO.