Asturias patria querida

He pospuesto esta entrada unos días para realizarla el día de la despedida de Larry en Archena. Antes de meterme de lleno en el viaje voy a hablar un poco de José Manuel Martínez, que poca gente lo conoce así por mucho que Mari Ángeles, su futura mujer en pocos días, nos lo recuerde a diario. Quizás debería ser Vladi, su camarada, el que mejor podría describirlo, pero seré yo y lo haré desde el punto de vista baloncestístico, ya que como persona al ser amigo mío lo haría de forma poco objetiva. Siempre ha sido Larry y siempre será Larry. Su apodo viene de su hermano al que le gustaba Larry Bird de la gran dinastía de Boston, los Celtics "esos verdes arrogantes". Nuestro Larry es un fanático del baloncesto en cuanto a gusto por el juego en sí. Siempre ha jugado por amor a este deporte, desinteresadamente sin lucrarse jamás de él. Es una parte importante de su vida y puedo decir con seguridad que en el fondo juega por diversión y superación y aunque sobradas veces ha dado muestra de su calidad con canastas increíbles (una detrás de otra) y otras veces ha mostrado su temperamento caliente en el campo, su competitividad y ganas de ganar en la pista, añadidas a la calidad que antes he remarcado, son fundamentales y han forjado su modo de juego en la cancha. Visto desde fuera sin el balón en sus manos puede parecer un jugador débil, carente de un físico extraordinario que le ayude a desbordar a sus rivales por velocidad o fuerza. El problema es que cuando coge la pelota te puede "matar" sin apenas esfuerzo y es que la mejor defensa que le hagas, punteando un tiro tras bote que acaba de realizar, lanzándose en rectificado hacia atrás y que te hace pensar que "ese balón no va a tocar el aro" y cuando te das cuenta de que tienes razón y el balón no toca ni el aro y apenas la red, el problema es que ha entrado limpia ante tu mejor defensa y nada puedes hacer salvo mirarlo como baja lentamente a defender sin hacer una mueca, mientras tu cabeza le da vueltas a la jugada anterior y piensa en alguna otra forma reglamentaria para poder pararlo la próxima vez. En fin, un jugador que no pasa desapercibido, al igual que fuera de las pistas para los que somos sus amigos.

Pasaré ahora a describir nuestro viaje a Asturias. Fuimos en el coche de Vladi (el propio Vladi, Larry, Johny y yo). Nos chupamos más de 2000 kilómetros en todo el viaje, pero mereció la pena. José Luis llegó en avión un día despues. En el viaje de ida paramos a comer en Segovia, en el restaurante Cándido a pies del Acueducto, en el que degustamos cochinillo. Paseamos por la ciudad, por el casco antiguo y llegamos al Alcázar. Después seguimos nuestro camino y tras otra parada en el embalse de la luna llegamos a Gijón donde recogimos las llaves de nuestro apartamento frente a la playa y nos fuimos a cenar a una sidrería. Unas cuantas botellas de sidra después y tras el campeonato del mundo de futbolín del cual soy actual campeón junto con Vladi acabamos a las 2 de la mañana bañándonos en el Cantábrico (muy recomendable para el cutis).

Al día siguiente fuimos a Luanco donde nos bañamos por la mañana. Comimos en el Cabo de Peñas (uno de los puntos más al norte de España). Llegamos a Avilés para recoger a José Luis y de ahí nos dirigimos a Oviedo, previa vista de la ciudad desde el Naranco. Oviedo es una ciudad preciosa (todo lo que pudimos ver de ella). Cenamos allí, en una calle repleta de sidrerías y regresamos a Gijón.

El viernes madrugamos para ir a Cangas de Onís donde nos recogieron para realizar la ruta de Cares (un recorrido a pie de unos 12 kilómetros espectacular). Antes de hacer esta ruta paramos en el mirador de Fito (menudas vistas), nos explicaron también (ya que llevábamos guía) dónde se practicaba la pesca del Campano (primer salmón de la temporada). Tras la larga caminata monte a través volvimos a Cangas de Onís para recoger nuestro coche y dirigirnos a Covadonga. En la subida a Los Lagos pasamos un poco de miedo debido a que poco a poco la niebla nos sorprendió y no teníamos mucha visibilidad para conducir por el puerto. No pudimos ver gran cosa a excepción de alguna vaca por el medio de la carretera y una pequeña caída que tuvo nuestro querido guía archenero al intentar acercarse al lago Enol. Volvimos a Gijón tras un largo día para cenar y jugarnos un campeonato del mundo de dardos en el que Vladi no tuvo rival.

El sábado, penúltimo día, volvimos a madrugar ya que fuimos a hacer el descenso en piragua del río Sella. El descenso era de unos 17 kilómetros que se nos hicieron larguísimos. Íbamos en dos piraguas, una de dos formada por José Luis y yo, y otra de tres formada por Larry, Johny y Vladi. Las dos volcaron en alguna ocasión. Durante el famoso descenso en Agosto de este río, el mejor tiempo logrado fue poco superior a la hora. Nosotros tardamos alrededor de cinco horas (eso si, tras parar en numerosos chiringuitos a la orilla del Sella para avituallarnos debidamente). Bien entrada la tarde fuimos a Lastres (el pueblo del "Doctor Mateo", serie de televisión). Es un pueblo muy bonito, con unas cuestas que quitan el sentido. Cansados regresamos a Gijón para cenar en casa mientras veíamos el inicio del mundial entre España y Francia (derrota inicial que nos hizo darnos cuenta el mal futuro que aparentaba tener nuestra selección en este campeonato, refrendado más tarde con nuestra eliminación ante Serbia en cuartos de final).

El domingo José Luis se levantó temprano para irse en autobús a Avilés donde cogía el avión de regreso a Alicante. Nosotros limpiamos la casa, recogimos y nos fuimos para Archena rememorando cada momento vivido en este estupendo viaje.

El año que viene repetimos seguro (no se dónde, pero repetimos).